Desde hace 50 años, Marco Cruz es el protector del Valle de Totorillas. Logró recuperar la vegetación completamente deteriorada por el sobrepastoreo y las frecuentes quemas, y con la reintroducción de llamas y alpacas que ha servido de ejemplo para que las comunidades indígenas conozcan el beneficio de la crianza de estos animales, y el uso adecuado y sostenido del páramo que es una formación ecológica tropical alterada por la altura y característica de los Andes del norte de SudaméricaEl histórico Tambo de Totorillas estaba ubicado en un punto estratégico del camino preincaico de los Yungas, al sur del Chimborazo, a una jornada de Guaranda y a otra del Tambo de Chuquipogyo que estaba en el Cápac-Ñan al este de la montaña.

El camino de los «Yungas» descendía hacia las tierras bajas de la cuenca del río Guayas, y desde tiempos precolombinos fue utilizado para el comercio a larga distancia entre los pueblos altoandinos con los habitantes de la costa del Ecuador, especialmente para el tráfico del «spondilus», la concha sagrada que se utilizaba para ofrendar a los «Apus», los espíritus de las montañas, y que era símbolo de agua y vida, alimento de los dioses que habitan las montañas y que dan agua a los hombres.

De las regiones tropicales traficaban hojas de coca, ají, sal y otros productos, y de la Sierra transportaban maíz, papas secas llamadas «chuno», carne seca de llama llamada «charqui» y el oro que llegaba de los ríos orientales.

Los Incas utilizaban el Tambo Totorillas para el descanso de sus largas jornadas y no muy lejos, a unos 5000 metros, construyeron un alto santuario para la realización de ofrendas y sacrificios humanos como el ritual del «Capac Cocha», para ofrendar niños y animales a los ancestros que habitan la huaca sagrada del Chimborazo.

En este Tambo se alojaron viajeros y comerciantes desde la época precolombina; por él pasaron los conquistadores y más tarde las autoridades del rey que subían desde el puerto de Guayaquil hacia la capital de la «Real Audiencia» que estaba en Quito. Durante las guerras de independencia pasaron las tropas reales y las de los libertadores. También la visitaron personajes ilustres como Humboldt, Bolívar y todos los viajeros y científicos del siglo XIX: Reiss, Stübel, Kolberg y Whymper, así como los presidentes de la nueva república. Junto a viajeros y conquistadores llegó también el comercio que llegaba allende los mares y que era transportado en recuas de acémilas y en los huandos cargados por cientos de indígenas.